El mejor monstruo del mundo.

Había una vez un cuarteto de cuerdas que tenia el poder de inmortalizar con cronometradas melodías a varias especies de marsupiales, a una tía abuela que le decían Tilde pero se llamaba Concepción y a las codornices. Un día, mientras unos viejitos tomaban mate, las melodías del cuarteto cabalgaron los oídos y millones de personas fueron al puerto para recibir al atleta con pie de atleta y mi meteorito se perdió.